Una hoja de ruta frente a un entorno complejo


El cambio climático se está convirtiendo a pasos agigantados en la mayor amenaza para, entre otras muchas cuestiones, la reducción de la pobreza o el logro del trabajo decente, el desarrollo sostenible o la justicia social. Es precisamente por esta razón por la que tenemos que tener claras las necesidades futuras para no comprometer hoy los recursos disponibles.

Desde el Pacto Verde de la Comisión Europea (11 de diciembre de 2019) existe una nueva estrategia de crecimiento de la Unión Europea que aspira a transformar a la Unión en una economía eficiente en el uso de los recursos, moderna y competitiva. También a proteger la salud y el bienestar de los ciudadanos frente a los riesgos y repercusiones relacionadas estrechamente con el medio (incendios, inundaciones, sequía, escasez de alimentos). Pero, ¿estamos realmente preparados para las nuevas exigencias?

Existe un gran número de Reglamentos, Directrices, Conclusiones y Normas que pretenden orientar a las Naciones y Empresas en este «viaje» hacia la sostenibilidad (ambiental, social y de Gobernanza), sin embargo, todo apunta a que tendremos que mejorar los esfuerzos si queremos llegar al objetivo 2030.

  • Reglamento (UE) 2019/2088 Parlamento Europeo y Consejo: regula la manera en que los participantes en mercados financiero y asesores deben divulgar información sobre sostenibilidad a los inversores finales. Fuente
  • Directrices sobre la presentación de información relacionada con el clima (17 de junio de 2019): ventajas para las empresas. Fuente
  • Directiva 2014/95/UE del Parlamento Europeo y del Consejo que modifica la 2013/34/UE. Es muy importante porque introduce la obligación de las empresas de presentar información relativa a cuestiones medioambientales y sociales. Fuente

Las empresas centran ahora sus objetivos en transparentar informes anuales de información no financiera, Memorias de sostenibilidad, orientadas principalmente a dos grupos de usuarios; el primer grupo centrado en inversores, gestores de activos o conocedores de riesgos, mientras que, el segundo grupo abarcaría a agentes de la sociedad civil.

En los últimos años se ha producido un aumento considerable de la demanda de información sobre sostenibilidad de empresas debido a los riesgos que asumen, no sólo las organizaciones sino que, también, las entidades que les ofertan productos de inversión (las entidades bancarias). Empresas transparentes y responsables pueden optar a mayores recursos financieros, además de cumplir con sus objetivos de responsabilidad social empresarial.

Conscientes de un proceso que se acelera, toca empezar a deconstruir lo andado, en un camino complejo para el que ya existen hojas de ruta bien definidas y, en cualquier caso, lo recomendable es apoyar a quienes ya han emprendido la travesía.

«Let everything happen to you, beauty and terror. Just keep going. No feeling is final»

Rainer María Rilke

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